Cuando ciertas conductas se repiten con intensidad y afectan al aprendizaje, la convivencia o las emociones, conviene saber qué está pasando. Te contamos qué es el TDAH, cómo identificar señales y qué pasos seguir si notas algo en tu hijo que te preocupa.
¿Qué es el TDAH?
El TDAH es un Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad, siendo un trastorno del neurodesarrollo que se diagnostica en la infancia, no es solo “moverse mucho” o “no atender”. Además, puede persistir en la vida adulta, caracterizándose como hiperactividad (actividad motora excesiva a lo esperado para la edad y desarrollo), impulsividad (actúan sin reflexión previa y dificultades de atención). Según National Institute Of Mental Health (NIH), es común que las personas presenten estos comportamientos de manera ocasional. Sin embargo, en las personas con TDAH, estos comportamientos son frecuentes y ocurren en diversas situaciones, como en la escuela, en casa, en el trabajo o con familiares y amigos.
Es una forma diferente de procesar el entorno, en la que el cerebro tiene más dificultad para organizar, filtrar y frenar. Afecta a la capacidad para mantener la atención, regular los impulsos y controlar el nivel de actividad.
Por eso puede influir en el aprendizaje, las relaciones y la gestión de las emociones. No todos los niños lo manifiestan igual, y por eso es clave observar, entender y actuar con los apoyos adecuados.
Primeros síntomas del TDAH en niños
Los síntomas más comunes suelen aparecer antes de los 12 años y se agrupan en tres áreas principales:
- Falta de atención: les cuesta concentrarse, seguir instrucciones o terminar tareas. Se distraen con facilidad, olvidan cosas y parecen no escuchar cuando se les habla.
- Hiperactividad: son muy movidos, hablan mucho, tienen dificultades para estar sentados o jugar en silencio. Les cuesta parar incluso cuando es necesario.
- Impulsividad: actúan sin pensar, interrumpen, les cuesta esperar su turno o respetar normas sociales. A veces hacen cosas arriesgadas o muestran emociones muy intensas.
Es importante tener en cuenta que muchos de estos comportamientos también son comunes en el desarrollo infantil. Por eso, no basta con observarlos de forma aislada. Lo que marca la diferencia es si esas conductas son persistentes, aparecen en distintos contextos (casa, colegio, actividades) y generan dificultades reales en su aprendizaje, relaciones o autoestima.
¿Cómo sé diagnóstica el TDAH en niños?
No existe una prueba única para diagnosticar el TDAH. Es un proceso clínico que requiere tiempo, observación y una mirada amplia. Los profesionales especializados valoran el comportamiento del niño en diferentes entornos y recopilan información tanto de la familia como del colegio.
El objetivo no es poner una etiqueta, sino entender qué está ocurriendo para poder acompañar mejor. A veces, lo que parece TDAH puede deberse a otros factores como dificultades emocionales, del lenguaje, o incluso a situaciones del entorno. Por eso, un buen diagnóstico es clave para intervenir de forma adecuada.
Causas de del TDAH en niños
No hay una única causa, pero sí sabemos que el TDAH tiene un origen biológico. Está relacionado con diferencias en la forma en la que funciona y se organiza el cerebro, especialmente en las áreas que regulan la atención, el movimiento y el control de impulsos.
También influyen otros factores:
- Genética: en muchos casos, hay antecedentes familiares de TDAH u otras dificultades del neurodesarrollo.
- Factores prenatales: como el consumo de alcohol, tabaco o drogas durante el embarazo, nacimientos prematuros o bajo peso al nacer.
- Entorno temprano: aunque no lo causan, ciertos factores del entorno como el estrés familiar, la falta de rutinas o dificultades emocionales pueden influir en cómo se manifiesta o se gestiona.
Es importante dejar claro que el TDAH no está causado por una mala crianza, el uso de pantallas o una falta de esfuerzo. Se trata de un funcionamiento neurológico diferente que requiere comprensión y apoyo.
¿Cómo se trata el TDAH en niños?
El tratamiento del TDAH no es único ni cerrado. Cada persona necesita un enfoque individualizado que tenga en cuenta sus características, su entorno familiar y escolar. Lo más eficaz es combinar distintas estrategias que actúen de forma coordinada:
- Terapia conductual y neuropsicológica: Los profesionales especializados ayudan a los niños a mejorar su atención, su impulsividad y sus habilidades sociales.
- Acompañamiento a las familias: La conducta de los niños está muy influida por lo que ocurre en casa. Por eso, madres y padres también reciben orientación para saber cómo actuar ante momentos difíciles.
- Apoyo escolar: El colegio es otro de los pilares. Los niños con TDAH necesitan que sus profesores entiendan sus necesidades y puedan adaptar tareas, ofrecer tiempos de descanso, anticipar cambios o ayudarles a organizarse.
- Tratamiento farmacológico: En algunos casos, se puede usar medicación para mejorar la concentración, el autocontrol y reducir la hiperactividad, pero siempre bajo supervisión médica y como parte de un tratamiento completo.
No tratar el TDAH puede llevar a consecuencias evitables: baja autoestima, frustración, conflictos familiares y escolares, desmotivación e incluso síntomas depresivos.
Si tienes dudas sobre el comportamiento o la atención de tu hijo, en Neural KIDS contamos con un equipo especializado que puede orientarte, valorar su caso y ayudarte a encontrar el mejor camino. Además, puedes realizar un test para detectar posibles señales y decidir los siguientes pasos.